Cuando la ropa blanca empieza a amarillear por el paso del tiempo, hay una forma sencilla de blanquearla.
Primero, lava la prenda con jabón normal; luego, bien enjabonada, déjala toda una noche al rocío, extendida; a la mañana siguiente, antes de que le dé el sol, recógela y aclárala muy bien. Por último, tiéndela para que se seque.
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